Cine y Comida Mexicana
Nuria Rangel.
Cuando evocamos una película sobre comida, siempre viene a la memoria Como agua para chocolate (1992) dirigida por Alfonso Arau, basada en el célebre libro homónimo de Laura Esquivel. Al paso del tiempo, aún conmueve la historia de Tita, sus desventuras, cuyo único espacio de gloria es la cocina y representa su mundo entero. El éxito sin precedente de esta producción tuvo antecedentes en otras cintas que tomaron la comida como motivo o tema sus argumentos.
Son abundantes los ejemplos del cine nacional, ahora mencionaremos solo tres. Acá las tortas o Los hijos de los ricos (1951) de Juan Bustillo Oro, utiliza a la comida para contar una historia de la diferencia entre las clases sociales y la sobrevivencia de la comida mexicana a pesar de la influencia de la comida extranjera, producto de las relaciones comerciales entre México y los Estados Unidos.
El argumento gira entorno al negocio de una familia donde las mujeres toman un papel relevante, en particular la madre abnegada, cocinera y trabajadora, interpretada por la actriz emblemática del cine mexicano: Sara García.
La película se refiere a las llamadas: “tortas compuestas” que consisten en el pan llamado “telera” y rellenas de adobo, picadillo, carnitas, jamón, sardina, pavo y chorizo, sin faltar el chipotle y acompañadas de cerveza fría. Las tortas son representantes del orgullo nacional, incluso se dice que llevan los colores de la bandera: el jitomate colorado, el aguacate verde y la cebolla blanca.
Las tortas se venden muy bien, la familia adquiere habilidades para el negocio y llega a la prosperidad. La fama de esta comida básica y completa es apreciada en diversos sectores sociales, aunque es motivo de desprecio por los hijos de los dueños de la tortería, quienes subestiman su valor para privilegiar su gusto por la comida de los Estados Unidos.
En esta película, la comida se utiliza como una metáfora sobre la llegada de alimentos extranjeros y otros productos a México, símbolos del progreso de la nación que desplazaba a las costumbres y tradiciones. Las tortas son motivo de la dramática separación y luego la unión en una familia mexicana dedicada al duro trabajo en un restaurante.
Mecánica Nacional (1972)
En esta película del director Luis Alcoriza, se puede ver el resultado del supuesto progreso económico y familiar del país hacía la segunda mitad del siglo XX. Una vez más la matriarca es interpretada por Sara García, ahora de avanzada edad, sin perder su personalidad de madre protectora, sentimental y proveedora de alimentos. Sus descendientes son mujeres liberadas en ideas y costumbres, que aún conservan el cuidado del hogar y están a cargo de la cocina.
En esta historia, una familia decide acudir al recorrido de una carrera de automóviles, tal vez la Carrera Panamericana (otro símbolo del progreso económico nacional) y lleva los maleteros llenos de cazuelas de comidas y abundantes botellas de licor. Durante este recorrido los integrantes de la familia sufren una transformación y la comida representa sus ideas, también revela la personalidad de cada persona.
La abuelita, que se ha empeñado de asistir al evento, sufre de empacho al comer sin control todo lo que tiene a mano: tacos de carnitas, guisados, arroz y pulque en cantidades desmedidas para una persona de avanzada edad. Tal vez porque ahora que vive sin las carencias de su juventud, sin embargo, esa falta de balance alimenticio anuncia un terrible presagio en los acontecimientos posteriores de la película.
Como en un carnaval, diversos grupos de la sociedad mezclados y reunidos en torno a la carrera de autos comen y beben con fruición. Unos jóvenes de origen español comen paella, jamones y vino en abundancia, se permiten hacerlo en un contexto fuera del su ambiente social y su elegante ropa blanca queda sucia en forma exagerada al engullir la comida.
Es esta película la comida es símbolo de la prosperidad y la abundancia del momento, y al presentar un menú de comida tradicional mexicana, demuestra que la familia protagónica no ha olvidado sus orígenes.
Familia (2023)
Esta película de reciente estreno en la plataforma Netflix, dirigida por Rodrigo García, relata un hito en la historia de una familia que debe discutirse durante una comida familiar.
En el contexto del Valle de Guadalupe, la comida transcurre entre un jardín rodeado de olivos y a lo largo de una mesa en donde el patriarca de la familia se confronta con sus hijas y nietos entre copas de vino blanco de tonos dorados y cuando se hace pausa para degustarlo, se adivina de excelente sabor por la sutil reacción de los bebedores.
El vino acompaña una mariscada a la parrilla, platillo propio de la región, pan y aceitunas. A manera de postre el padre de familia come mandarinas, si se atiende al lenguaje cinematográfico, los cítricos siempre anuncian desgracias en las historias del séptimo arte (Víctor García, 2023) Puedes ver el tráiler en este enlace:
https://youtu.be/-WtyaTlrls4?si=MJSyK6TaFzcE7FXk
Estas historias sustentan los relatos de mi libro Antojitos (2021) acerca de la nostalgia de la comida mexicana en el extranjero, una edición de lujo, ilustrada por importantes artistas. Si te interesa adquirirlo contáctame a través de Facebook y por WhatsApp al +52 5531451192
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Fotografía Travis Producciones.
