Preparar, comprar o llevar los tamales para el Día de la Candelaria, que se celebra cada el 2 de febrero, es el resultado de que “te salga el muñeco”, que no es nadie más que la representación del niño Jesús en la Rosca de Reyes, que se parte cada 6 de enero.
Y es que al «muñeco» nadie lo quiere y todos huimos de ese momento, generamos estrategias infundadas para partir la rosca y así zampar un buen trozo sin encontrarnos con el dichoso “monito”, como también le llamamos; el momento cumbre de esta celebración es cuando festejamos entre la algarabía y un poco de burla a quien le toca una de las figurillas plásticas escondidas en este tradicional pan.
En México existe una buena mezcla de tradiciones en torno a la Virgen de la Candelaria y las familias buscan padrinos para vestir la figura del niño Jesús que colocaron en los nacimientos antes de Navidad y al cual desnudaron el 24 de diciembre para arrullar y acostar en el pesebre como símbolo de su nacimiento.
Luego, levantan la figurilla del niño cada 6 de enero y lo entregan a los padrinos para que lo vistan y regrese al hogar el 2 de febrero. Los ropajes de los niños son tan diversos que podemos ver niños Jesús vestidos de luchadores, doctores y enfermeros, el ingenio mexicano es infinito así que existen un sinfín de trajes. Además se acostumbra llevar las semillas de maíz a bendecir para pedir por buenas cosechas.
En el país de la bandera del águila en una serpiente, existe un sincretismo entre las tradiciones católicas y prehispánicas, así que el antecedente de esta celebración antes de la llegada de los españoles coincide con la fiesta Huauhquiltamalqualiztli, que era considerado como un tiempo de purificación así como para pedir por las buenas cosechas y en los primeros días de febrero se festejaba a los dioses del agua, Tláloc y Chalchiuhtlicue con tamales.
Me gusta pensar que detrás de la religión católica están nuestras raíces e historia con tradiciones, costumbres y gastronomía; en tiempos prehispánicos se pedía a los cuatro elementos (agua, tierra, fuego y aire), a la madre naturaleza y a diferentes deidades, aunque al mismo tiempo me gusta agradecer la fusión de culturas que han dado vida a la cocina mexicana y con ello toda la gastronomía que de ahí se desprende, como la del 2 de febrero.
Nuestros hermanos totonacas de Papantla, en Veracruz, en la región este del país, le llaman `Día de Luz´ y se refiere al inicio del año, por lo que hacen rezos a los santos y se ofrendan alimentos como tamales de mole o picadillo, el ingrediente principal es el del amor con el que se reúnen las familias a disfrutar este alimento ancestral.
Nuestros hermanos Xochimilcas, en la Ciudad de México, festejan este día en torno al cambio de mayordomía, que son organizaciones dedicadas al culto al niño Dios, con diferentes representaciones, según el barrio o colonia a que se refiera; así, existe el niño de Belén, el niño dormido, el niño de San Juan, el niño tamalerito y el famoso El Niñopan, aunque hay varios más que se relacionan con Tláloc, el dios del Agua.
Algunas de estas fiestas llegan a reunir entre siete mil y 10 mil personas a las que agasajan con tamales de rajas y salsa verde; con el tiempo se sumaron al festejo platillos como carnitas, mole con arroz, frijoles y ensalada de nopales. También se hace una misa para bendecir las semillas que se van a sembrar.
En México, el consumo de tamalli o tamal, vocablo náhuatl que significa envuelto cuidadoso, es desde tiempos ancestrales y hasta nuestros días, las enormes y humeantes cacerolas de tamales ubicadas casi en cada esquina del pais, son el consuelo de oficinistas, estudiantes, trabajadores y antojadizos, además de para celebrar bautizos y otras fiestas como el Dia de la Candelaria, así que que no importa la religión que profeses, al final a los tamales y al atole no les importan las creencias personales, ellos están ahí para ser comidos y saboreados.
Este artículo se encuentra en la Sexta edición de nuestra revista, donde encontrarás entrevistas , reportajes y recetas para celebrar el Día de la calendaria.
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Por Nómada, Cocinero Mexicano. Colaboración especial. Fogones MX (Centro Nacional de Investigación y Difusión de la Cocina Tradicional Mexicana)